15 de mayo de 2010

James Joyce

En un día del hombre están los días
del tiempo, desde aquel inconcebible
día inicial del tiempo, en que un terrible
Dios prefijó los días y agonías
hasta aquel otro en que el ubicuo río
del tiempo terrenal torne a su fuente,
que es lo Eterno, y se apague en el presente,
el futuro, el ayer, lo que ahora es mío.

Entre el alba y la noche está la historia
universal. Desde la noche veo
a mis pies los caminos del Hebreo,
Cartago aniquilada, Infierno y Gloria.
Dame Señor, coraje y alegría
Para escalar la cumbre de este día.

Cambridge 1968
Jorge Luis Borges.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario